martes, 17 de noviembre de 2015

Un mundo lejano

Encontré este cuento en un libro de un amigo. Me gustó y lo quiero compartir con vosotros:

V
La historia de un mundo, un mundo muy lejano en el tiempo, pero que una vez fue muy real. Un mundo que vivía sumido en la oscuridad, un mundo donde nunca brillaba el sol, donde las noches no terminaban jamás, sin que ni la luna, ni una triste estrella tan siquiera, lo alumbraran. Un mundo triste y sin vida, un mundo gris, sin ningún color más que el negro y el blanco. Un mundo en el que nadie moraba, ni tan siquiera los más pequeños animalillos, y en el que no crecían flores ni plantas.
Y así se sucedían los días en éste mundo, noche eterna tras noches, hasta que un buen día, en éste mundo estéril y triste, proveniente del mismo cielo, cayó una semilla. Pero no una semilla cualquiera, sino la semilla de un árbol mágico.
Ésta semilla cayó en el frío y desértico suelo, donde se hundió muy, muy profundamente. Acto seguido, el cielo, poco a poco, se fue cubriendo de gruesas nubes, cargaditas de fresca agua de lluvia, que derramaron sobre la tierra, alimentándola, nutriéndola.
La pequeña semilla, gracias a la lluvia, poco a poco empezó a germinar, saliendo primero un pequeño brotecito, apenas más grande que una brizna de hierba, que extendió sus raíces en aquella tierra, aprovechando hasta la última migaja de los escasos nutrientes que ofrecía.
Pronto, las primeras hojas  y el tallo de la plantita emergieron en la superficie, atrayendo consigo un gran sol, un brillante y cálido sol, que calentó la tierra regada por la lluvia, haciendo que más y más plantas comenzaran a brotar, junto a un manto de fresca hierba.
El brote, lentamente, fue convirtiéndose en un gran árbol, un árbol de grueso y fuerte tronco, y de numerosas ramas llenas de hojas del color de las esmeraldas, en las que acudieron las primeras aves a construir sus nidos.
A medida que el tiempo pasaba, el árbol se hacía más y más grande y frondoso, acogiendo a todos los animalillos que llegaban, mientras un verdadero bosque tomaba forma alrededor del gran árbol.

Cuento extraído del libro "Los cuentos a mi amor", del autor José Miguel Biel.



No hay comentarios:

Publicar un comentario